Hay mundos que no todos son capaces de entender.

.

miércoles, 19 de enero de 2011

Big Bang

Estabas en el otro extremo...
Estábamos en un pedazo de tierra rojiza... y era el amanecer... Cuando el cielo está de ese color naranja...
Cuando nacen los días...
Detrás de cada uno estaba el vacio...
Y solo nos quedaba correr.
Y corrimos.
Con toda la fuerza que acostumbramos tener, comenzábamos a acercarnos.
Para chocar con toda la fuerza. Nuestro cuerpo se fusionaba como el big bang.
Pedazos de cada uno se depositaban de manera extraña.
Tenía partes de vos.
Tenías partes de mí.
Flotabamos sonrientes.
Nunca hubo nada más grande que sentirte cerca, nunca hubo nada más grande que sentirte queriéndome.
Pero en la deriva del viento... del vacío... nuestras manos se separaron...
Me quedé con la mano extendida, y a vos te agarraron unos cuerpos de los brazos...
Yo te estaba perdiendo... y algo no me dejaba buscarte...
Vos no te resistías...
Me diste la espalda, y comenzaste a crear otros planetas... Anduviste besando por ahí.
Te quería salvar... te quería rescatar...
Hasta que no pude ver más...
Y te dí la espalda.
Algunos cuerpos querían levantarme la sonrisa, otros querían verme feliz.
Algunos quisieron despertarme, pero yo no hacía más que llover... más que llover.
En la sordera de mi llanto nunca te escuché llamarme... en la anestecia de mi cuerpo nunca te sentí buscarme...
Y estabas detrás.
Entonces me di vuelta... te ví.... Y empezamos a caer...
Y... llegaba el final, donde no hay sueños hechos realidad.
La caída era fuerte, y nos veíamos perdiendo...
Nuestros ojos no se quitaban de encima.
Caíamos desesperadamente.
Intentábamos agarrar nuestras manos...
Y caímos.

...

Abrí los ojos, estaba todo resplandeciente, pisaba algo verde, y arriba todo era celeste...
Sentí un calor en la palma de mi mano...
Y me percaté al rozarte...
Y... levanté mi cabeza, y ví tus ojos buscándome.
Te levantaste, me levantaste...
Me agarraste de la mano fuerte.
Y empezamos a caminar por un lugar hermoso.
Juntos.
Donde nuestros cuerpos solo pueden quererse de esa forma. Ya que sino arman caos.
Nos quisimos.
Armando una constelación perfecta.

lunes, 17 de enero de 2011

Descubrí...

Descubrí...
Que no puedo verte con otra persona sin ponerme muy nervioso, no te pueda sacar los ojos de encima, y haga lo peor del mundo.
Descubrí que dormir con vos fue totalmente inutil y hermoso.
Que tus ojos son mi mayor debilidad.
Que tu sonrisa complementa toda mi tristeza.
Descubrí... que me podés.
Descubrí que con vos soy totalmente estúpido.
También descubrí que puedo llorar mucho por vos.
Que me hacés muy mal.
Descubrí todas las fuerzas que tengo para hacer que el mundo se te ponga en contra, con tal de no sufrir...
Descubrí que te quiero tanto que puedo reirme llorando.
Descubrí que puedo prometer estupideces.
Que puedo ser un cínico intentando acapararte.
Descubrí que sabés cómo te quiero.
Descubrí que me querés.
Pero lo que más me costó descubrir fue si me queres tanto como para respetarme, o si me querés como yo te quiero, o si te encanta molestarme.
Y aunque no lo descubrí... no me haría más mal...
Vales la pena, pero quiero respetarte, creo estar errado.
Prometí que si hasta hoy no veía algo más que palabras fuertes, escenas de celos extrañas, sonrisas raras o preguntas complicadas te iba a decir chau para siempre.
Entendé que quiero respetarte, que quiero que seamos amigos.
Entendé que tu juego me hace muy mal, y solo a vos te divierte.
Entendé que...
Descubrí quererte en serio.